Baeza

Baeza es un auténtico viaje al pasado. Pasear por sus adoquinadas calles es como vivir sus siglos de historia y cultura. Y esto es sólo el comienzo: aquí el aire huele a olivares y a campo, y el sol andaluz ilumina cada rincón con una luz especial. Los atardeceres aquí son mágicos; desde el Paseo de las Murallas, las vistas sobre el mar de olivos al caer el sol son simplemente espectaculares. Es un momento perfecto para reflexionar y dejarse llevar por la belleza del paisaje.

En Baeza se come de maravilla. Tienes que probar las tapas en uno de los bares de la Plaza de España. Pídete unas aceitunas aliñadas, un buen jamón serrano y, por supuesto, una cazuela de habas con jamón. Todo regado con un buen vino de la tierra, claro está. El carácter lugareño te acogerá y siempre estará dispuesto a enseñarte los recovecos de este destino andaluz. En cada rincón encontrarás una sonrisa y una historia que escuchar. Y si tienes la suerte de coincidir en Semana Santa o las fiestas de agosto, te vas a llevar un recuerdo imborrable de su cultura y tradición.